EL CUENTO DE LA ABUELITA


Las monedas de oro


Adaptación por Josefina Jones


Cierta tarde, en que lucía por primera vez mis zapatos de charol, mis hermanos jugaban a las bolitas en el patio de mi casa en Molina. Nosotras con mi hermana Viole, observábamos lo acontecido. De pronto, una de las bolitas que mi hermano Bernabé lanzo, cayó en un pequeño agujero que había en la pared, por lo que, un poco enfadado fue a buscarla para continuar con esta partida. Cuando se dirigió al lugar donde se encontraba el cristal, un enorme perro negro salio corriendo de ese pequeño orificio, mi hermano con un grito exclamo: ¡miren el perro! Y así fue… todos lo vimos y no podíamos creer lo que había ocurrido. Mas tarde, cuando ya habíamos relatado a nuestro padre lo que sucedió, éste decidió cavar en el lugar para saber que realmente había en pequeña abertura de la pared. Rompió, y luego con una pala cavó hasta donde pudo, de repente sus ojos, no podían creer lo que divisaban, allá en el fondo de ese agujero mágico, se asomaban dos luces amarillas; eran dos monedas de oro. Mi papá nos dijo que antiguamente, en la guerra civil, muchas personas habían enterrado sus riquezas a modo de protegerlas, pero, y el perro? Bueno, quien sabe, tal vez cuidaba de ellas.






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